Historia de los Equipos para Movilidad Reducida
Escrito por Stannah
El desarrollo de equipos para movilidad reducida ha sido muy lento, y aún queda mucho para un acceso verdaderamente universal.
Desde hace siglos que los equipos para movilidad reducida llevan siendo utilizados, ya sea para ayudar a personas mayores con movilidad reducida o a personas con algún tipo de discapacidad física. ¡Su historia y beneficio hacia la sociedad es inestimable!
Pero nunca está de más repetirlo: hay mucho por donde mejorar en lo que respecta el acceso universal a personas con movilidad reducida y minusvalía en nuestra sociedad. El objetivo es poder vivir en una sociedad más inclusiva, donde no solo el libre acceso a todos los edificios sea un derecho universal, pero que también eso se refleje en la práctica, en el día a día de quienes necesiten de utilizarlos, sin excepción.
Sin embargo, la historia nos cuenta que la evolución hacia el acceso universal ha sido muy lenta y, a pesar de todos los cambios y de toda la concienciación, sigue siendo lenta.
¿Qué es un equipo de movilidad reducida?
Los equipos de movilidad más comunes son los típicos bastones, que se utilizan desde tiempos inmemorables, y las sillas de ruedas, que son los que más han evolucionado en las últimas décadas. Pero existen muchos más y algunos de ellos incluso se llevan utilizando desde hace siglos.
Sin embargo, en la segunda mitad del siglo XX es cuando verdaderamente surge la concienciación a cerca de la necesidad de adaptar el entorno físico a las personas. Así surge, poco a poco, el concepto de la eliminación o supresión de barreras, a través de la construcción de rampas y ascensores para facilitar el acceso a un edificio o a las plantas superiores.
Pero el gran marco en la historia de la movilidad reducida ha sido el año de 1974, en la “Reunión del Grupo de Expertos el Diseño Libre de Barreras”, en Nueva York. Aquí se establecieron los primeros antecedentes sobre la necesidad de la eliminación de barreras físicas, para que las personas con discapacidad física puedan participar plenamente en todos los aspectos de la vida social, en igualdad de condiciones. También se establece la necesidad de instruir a arquitectos, ingenieros, urbanista y paisajistas sobre el acceso universal.
Evolución de la concienciación hacia las personas con movilidad reducida
Si miramos hacia atrás, en la Edad Media, la sociedad no sentía cualquier responsabilidad por las personas con movilidad reducida o discapacitadas. Así que no hubo ningún progreso en esta época. Además, muchas de estas personas vivían como marginados en una sociedad repleta de supersticiones.
En el siglo XV, la reina Isabel – la Católica – crea el primer hospital donde se facilita a los soldados prótesis y aparatos terapéuticos y se le reconocía el pago de un salario. También se crean, en su época, instituciones para atender niños, ciegos, sordos y personas con minusvalía.
En el siglo XVIII – por influencia de Voltaire y Rousseau – se percibe un cambio de actitud hacia las personas discapacitadas, ya que ocurre un cambio de mentalidad: poco a poco, la sociedad examina la vida y el mundo como base de la experiencia humana.
Simultáneamente, con la llegada de la Revolución Industrial, las personas con algún tipo de minusvalía o movilidad reducida empiezan a formar parte de una responsabilidad pública.
Más tarde, en el siglo XIX, con el desarrollo de la medicina y de la ciencia, se inicia el estudio de las causas de la discapacidad.
Finalmente, en el siglo XX, este cambio de actitud hacia la discapacidad cambia de forma más drástica, debido a los siguientes factores:
- Avances en la ciencia y medicina;
- Mejor educación de la sociedad frente al problema de las personas con discapacidad;
- La evolución de la sociedad industrial y capitalista;
- Por falta de mano de obra, durante las grandes guerras y conflictos mundiales hicieron con que las personas con limitaciones físicas intervinieran en las fábricas y en las estructuras gubernamentales;
- Los movimientos sociales;
- Surgimiento de la Fisioterapia como especialidad médica.
Acompáñenos en este recorrido por la Historia de los Equipos de Movilidad Reducida. ¡Tenemos mucho más que contarle!
Breve Historia de los Equipos de Movilidad Reducida
Evolución de la silla de ruedas
Una de las primeras sillas de ruedas de las que tenemos conocimiento está grabada en una piedra del siglo V, aún que se sabe que, desde la época de Confucio, siglo V a.C., ya se utilizaban versiones rudimentales de sillas de ruedas para transportar a personas con algún tipo de restricción de movilidad.
En 1595, el Rey Felipe II utilizaba una silla de ruedas bastante elaborada para la época, con reposo para brazos y piernas.
Pero fue en el siglo XVIII que surgió la primera silla de ruedas parecida a las de hoy. Tenía dos grandes ruedas delanteras y una rueda trasera, más pequeña.
En el siglo XIX las sillas de ruedas se construyan sobre todo con madera y mimbre. En Estados Unidos, las sillas de ruedas se popularizaron sobre todo entre los veteranos de la Guerra Civil americana e, más tarde, por los veteranos de la Primera Gran Guerra.
La primera patente sobre una silla de ruedas es de 1869. Se trataba de un modelo bimanual impulsado por ruedas traseras. Al poco tiempo surgieron nuevos modelos de tres ruedas y con otras modificaciones.
La primera silla de ruedas plegable se diseñó en 1932, por dos ingenieros. Uno de ellos había sufrido un accidente con una mina terrestre durante la Primera Guerra Mundial.
Aún que la primera silla de ruedas impulsada eléctricamente data de 1924, la primera silla de ruedas con propulsión se diseñó en 1950, por George Klein. La intención de la creación de esta silla de ruedas eléctrica era ayudar a los veteranos de la Segunda Guerra Mundial.
Al contrario de lo que ocurrió en la Primera Guerra Mundial, muchos de los soldados que sufrieron daños en la columna vertebral lograron sobrevivir, lo que significó una mayor necesidad de sillas de ruedas para veteranos con discapacidad física. En esta época, hubo muchos avances en las sillas de ruedas manuales, sin embargo, no existía todavía una solución accesible para individuos cuadripléjicos, que seguían sin poder utilizar una silla de ruedas sin asistencia de terceros.
Gracias al apoyo del gobierno canadiense y de otros científicos, George Klein, encabezó la invención de la silla de ruedas eléctrica. Sin duda alguna que la existencia de muchos soldados y veteranos de guerra discapacitados ha sido clave para desarrollar la ingeniería de la rehabilitación.
Además de la invención de la silla de ruedas eléctrica, surgieron otros avances en otro tipo de equipos de ayuda a la movilidad reducida. Veamos otros ejemplos de la evolución de equipos para la movilidad reducida.
Scooter de movilidad reducida
El scooter de movilidad reducida se ha introducido por primera vez a finales de los 60, inicios de los 70. Tuvieron bastante éxito y los veían como alternativas a la silla de ruedas eléctrica. Sin embargo, están diseñados para personas que pueden andar, pero que no pueden recorrer grandes distancias a pie por problemas en la rodillas o artritis.
La mayoría de los equipos de movilidad hoy día son más avanzados, eléctricos y utilizan baterías recargables. La distancia que pueden recurrir es variable, pero algunos de ellos tienen hasta 60 km de autonomía por cada carga.
La variedad de equipos de movilidad es inmensa ya que cada vez es mayor la preocupación que tenemos por nuestro bien estar y la de nuestros seres queridos con movilidad reducida o minusvalía. Queremos que disfruten de la vida y de todo lo que los rodea, con la misma libertad e igualdad de oportunidades.
La revolución de las sillas salvaescaleras
Algunos de los primeros salvaescaleras producidos comercialmente fueron anunciados y vendidos en los Estados Unidos, en la década de 1920, por la empresa Inclinator Company of America. Muchos de los usuarios en ese momento eran víctimas de la polio.
Pero los historiadores más recientes defienden que existe una referencia a una silla salvaescaleras utilizada por el rey inglés Henry VIII (siglo XVI). El rey, que había sufrido una caída de caballo, utilizaba una silla gigante que lo transportaba por las escaleras de su residencia en Londres, a través de un sistema de cuerdas.
En el siglo XX, diversas empresas se dedicaron a la construcción de sillas salvaescaleras, pero ha sido Stannah la primera en fabricarlos en el Reino Unido. Todas las sillas salvaescaleras de Stannah se fabrican, en su totalidad, en la misma fábrica, localizada en Andover, Reino Unido.
Pero muy pronto el uso de la silla salvaescaleras se extendió a todo tipo de personas, ya sean ancianos con movilidad reducida, o personas con alguna discapacidad física.
Estas sillas salvaescaleras han revolucionado la forma como las personas con movilidad reducida navegan entre las plantas de sus casas, salvando el gran obstáculo que son las escaleras.
En los años 70 utilizan, sobre todo, en los casos en los que existe alguna restricción física, falta de equilibrio o dolor de rodillas. Para evitar o prevenir caídas que podrían causar lesiones graves, de las que se hace muy difícil recuperar si la persona ya es anciana.
Las sillas salvaescaleras modernas, como las de Stannah, cuentan con función plegable, para no obstruir el paso a otras personas que también quieran utilizar las escaleras.
Aun así, existe otro equipo que a veces se nos olvida su importancia en el día a día de todos: ¡el ascensor!
Evolución del ascensor
Todos los días utilizamos ascensores, independientemente de que tengamos, o no, alguna restricción o problema de movilidad. Simplemente, nos hace la vida más fácil. Pero imagínese la importancia de este equipo para quienes necesitan de moverse en silla de ruedas.
La primera vez que se hace mención a un ascensor es en las obras del arquitecto romano Vitruvio, donde consta que Arquímedes había construido el primer ascensor alrededor del año 236 a.C. Estos ascensores eran compuestos de cabinas sostenidas con cuerdas, accionadas a mano o por animales.
Pero solo en el año 1000, según consta en el Libro de los secretos, de Ibn Khalaf al-Muradi (España Islámica), se describe el uso de un ascensor como dispositivo de elevación, con el objetivo de utilizarlo para golpear o destruir una fortaleza.
Alrededor del siglo XVII, teníamos prototipos de ascensores en algunos edificios ingleses y franceses.
En 1823, dos arquitectos británicos – Burton y Hormer – construyeron el primer ascensor con cabina, utilizado para transportar turistas hacia una plataforma para poder tener una vista sobre la ciudad de Londres.
Otros ascensores surgieron a lo largo de los años, pero todavía no podríamos considerarlos del todo seguros, ya que, si alguna de las cuerdas se rompía, no existía todavía un sistema de seguridad que parara la caída del ascensor.
En 1851, Waterman crea el primer prototipo de ascensor montacargas. Se trataba de una plataforma unida a un cable, para subir y bajar mercancías y personas.
A medida que se fueron construyendo edificios más altos, las personas se acostumbraron a la idea de no tener que subir escaleras tan largas y los ascensores se fueron popularizando.
Stannah ha sido de las empresas pioneras en la creación de modelos más avanzados de ascensores, desarrollando la tecnología necesaria desde 1867. Desde entonces, nunca hemos parado de desarrollar los mejores modelos de ascensores para bienes y personas.
En 1957, se creó el primer ascensor con sistema de puertas automáticas en ascensores de pasajeros, lo que convirtió los ascensores en equipos de movilidad más prácticos, avanzados y sin necesidad de puertas accionadas manualmente.
No cabe duda de que después de la revolución industrial y con la creciente construcción de edificios en altura y rasca cielos, el ascensor se convierte en un equipo de movilidad de primera necesidad para todos. Aun así, la existencia de ascensores en un edificio no significa que el acceso universal esté garantizado.
¿Qué pasa con las escaleras de acceso al edificio, antes de llegar al ascensor?
Analizaremos la diferencia entre los ascensores de pasajeros y las plataformas salvaescaleras.
Diferencia entre ascensor de pasajeros y plataforma salvaescaleras
El objetivo del ascensor y de las plataformas es elevar personas y bienes, sin embargo, se utilizan en situaciones distintas. A la hora de decidir entre uno u otro, es necesario tener en cuenta algunos factores.
Dependiendo del modelo, un ascensor puede transportar desde 3 personas a 33 personas o más.
El ascensor es lo más adecuado para edificios recientes porque ya están adaptados para su instalación, es decir, disponen de foso de ascensor.
Sin embargo, en edificios muy antiguos donde no sea posible la instalación de un ascensor, la plataforma salvaescaleras podrá ser la solución de movilidad más adecuada. También para el acceso a edificios donde no sea posible construir una rampa de acceso para sillas de ruedas.
Ascensor | Plataforma | |
Recorrido | Distancias más largas | Distancias de hasta 40 m |
Velocidad | Superior a 0.15 metros por segundo | Igual o inferior a 0.15 metros por segundo |
Carga | Variable: de 3 a 33 personas, dependiendo del modelo | 1 usuario en silla de ruedas, cargas hasta 250 kg, o 5 personas de pie, dependiendo del modelo |
Adecuado para: | Para edificios con foso de elevador, donde debido a su Altura, el ascensor será el equipo primario de movilidad | Edificios antiguos donde no sea posible o incluso prohibido instalar un ascensor, donde las escaleras son el único medio para subir a otras plantas |
A lo largo del siglo XX surgieron otras invenciones que han revolucionado el acceso universal e independiente de muchos ciudadanos y han contribuido para la eliminación de barreras a personas con discapacidad o movilidad reducida.
No obstante, es necesario abrir aún más el pensamiento para una sociedad inclusiva, donde el acceso sea verdaderamente universal y donde el futuro sea todo lo contrario de lo que nos han demostrado siglos de historia de obstáculos.